Si bien el profesor de Derecho Civil de la Universidad del Desarrollo califica la situación como una crisis «muy profunda», destaca que hay contradicciones para enfrentarla, porque se encuentran mezclados el rechazo al mal ejercicio del derecho, el secreto profesional y la cautela que se debe mantener hasta que falle un tribunal.
“La verdad es que dije: ‘Va a ser un año difícil este, y lo más probable es que me toque algo complicado’”. Así, Pedro Pablo Vergara describe su llegada a la presidencia del Colegio de Abogados en enero pasado, en medio del caso Audio que, hasta ese momento, involucraba al penalista Luis Hermosilla en eventuales pagos de sobornos a funcionarios del Servicio de Impuestos Internos.
Aunque dos meses después, la situación siguió escalando y, en Semana Santa, Vergara vuelve sobre el caso, pues a partir de la revisión del teléfono de Hermosilla, la fiscalía descubrió que el ahora exdirector de la PDI Sergio Muñoz, quien debió renunciar y fue formalizado hace unas semanas, filtraba información reservada de causas judiciales al penalista. Mientras que Ciper indicó, en una reciente publicación, presuntas influencias del abogado en nombramientos judiciales, tanto en la Corte Suprema como en la de Apelaciones.
“Creo haberme preparado para esto”, dice en entrevista con “El Mercurio”, y confiesa que parte de esa preparación significó conversaciones en su oficina privada, en la Universidad del Desarrollo, donde hace clases, y con el coprofesor con el que trabaja. “Les dije: ‘Miren, ustedes tienen que estar dispuestos a que yo, de repente, voy a estar dedicado solo a esto»”, comenta.
Era muy probable que iba a crecer y lo que ha sido muy complicado para la profesión hoy día son las distintas visiones que hay de lo mismo. “Por un lado, está el problema del debido ejercicio de la profesión: un abogado que usa artes como las que aparecen en ese audio, eso no es correcto, de eso no cabe la menor duda; lo que ahí se dice es precisamente la manera en que no se debe ejercer la profesión del abogado”.
“Hay un proceso ético y el Colegio tiene que actuar con objetividad, y nunca uno puede resolver algo con la sola base de la información periodística”.
“Ahí ya hay una de dos contradicciones: uno no puede sino decir ‘esta es la peor manera de ejercer la profesión», unido a ‘actuemos con prudencia, porque esto lo tiene que resolver un tribunal, no nos anticipemos», porque después, cuando estas cosas llegan a los tribunales, una grabación filtrada de una reunión de abogados puede que sea una prueba ilícita, y no va a haber ninguna prueba, y vamos a quedar peor todavía”.
El secreto profesional versus, de nuevo, el mal ejercicio de la profesión, el pretender el tráfico de influencias. No cabe duda de que el tráfico de influencias es algo absoluta y totalmente indebido. Pero tampoco podemos proceder ciegamente, porque mucha de esta información que está apareciendo puede estar protegida por el secreto profesional, un bien jurídico protegido esencial en nuestra profesión. Y entonces yo estoy aquí, al medio, tratando de explicar que, según el lado que se mire, hay que hacerlo de una manera o de otra.
Esto desata una crisis porque demuestra que el rol que tenemos que ejercer los abogados es muy importante, y los abogados tenemos que dar un ejemplo de que las cosas se deben hacer acorde a la ley, que la defensa de los clientes no justifica cualquier cosa. Eso, como una idea de orden general.
“Y, en segundo lugar, siempre de las crisis surgen cosas buenas. Esto demuestra la relevancia que tiene que una profesión como la nuestra quede sujeta a un control ético, y el mejor control de lo que estamos viendo es el que pueden ejercer los organismos éticos de los pares, o sea, de los propios colegios de abogados”.
Esta es una crisis muy importante, pero tengo la esperanza de que cuando esto termine se va a demostrar que, finalmente, todo lo que se dice, los efectos que ha producido no eran tales. Tengo la esperanza de que finalmente va a quedar demostrado que algunas de las influencias que Luis Hermosilla decía tener no eran tales, que aquello en que intervino para obtener teóricamente el nombramiento de algún funcionario o algún juez no fue tal, o que si alguna influencia ejerció no fue indebida, y que, por último, ese funcionario, ese juez, ha actuado con completa independencia. Tengo la esperanza de que así sea, pero sin duda esta es una crisis muy, muy profunda.
No me corresponde a mí, ni tampoco el Colegio de Abogados, decidirlo. El Tribunal Ético del Colegio podrá decidir qué sanción se aplica (pues es asociado al gremio), que puede llegar a ser la de la destitución del Colegio. Pero desde 1981 no es requisito estar colegiado para ejercer una profesión y, por lo tanto, solamente lo podría privar de ejercer la profesión de abogado un tribunal (de justicia).
Y como los tribunales resuelven conforme a la prueba que se rinda, y las pruebas son una manera de acreditar fehacientemente las cosas y no con rumores o con meras noticias, no tenemos respuesta para eso todavía. Hoy día, Luis Hermosilla tiene derecho a la presunción de inocencia.
No cabe duda de que para muchos esa sensación se ha generado. Pero yo me atrevo a decir que la gran mayoría de los abogados ejerce honrada y lealmente su profesión. Y, sin lugar a duda, que hay casos que son reprobables, pero todo esto que está ocurriendo habla muy bien de nuestro país, porque apareció esto y lo ha conocido todo el mundo.
“Desde este punto de vista, podríamos decir, ocupando esa vieja frase, que ‘las instituciones han funcionado». Significa que el que comete actos de esta naturaleza se puede ver expuesto a sanciones complejas y, en todo caso, a una sanción pública muy severa. Entonces, el escándalo que esto ha provocado demuestra que son casos excepcionales, porque todo lo demás funciona bien”.
Creo que esto va a ocasionar efectivamente cambios que van a ayudar a superar algunos de los problemas que estamos viendo aquí. Por ejemplo, probablemente esto va a demostrar que el control ético de los abogados es algo relevante y es bueno que quede entregado a los pares, a los colegios profesionales, o si no a los tribunales, pero tribunales dedicados a este tema.
“En segundo lugar, venimos mucho tiempo hablando de que hay que mejorar el sistema de nombramiento de las autoridades judiciales. Ahora, déjeme hacerle presente algo: el remedio puede ser peor que la enfermedad. Esto se ha hablado hace mucho tiempo, hasta ahora, todos los sistemas que he visto han funcionado peor que el que tenemos. Los sistemas tienen que funcionar con balances y contrabalances. Por ejemplo, España, que tiene un Consejo de la Magistratura, ha funcionado pésimo, porque se ha politizado. En Argentina igual. Entonces, finalmente, los miembros del Poder Judicial empiezan a ser elegidos políticamente, y política y justicia son cosas distintas”.
Pero tiene balances. Se ha politizado, pero tiene balance. Entonces, lo que vemos es que hay negociaciones. Cuando se politiza, no hay ningún balance. Resulta lo que salió y se acabó.
Estoy completamente de acuerdo con el (ex) ministro Campos. Pero pongámoslo en dos etapas. En primer lugar, mayor transparencia, fantástico, pero yo le tengo mucho temor a que ese exceso de transparencia lleve al efecto contrario, a cerrar las puertas: “No, mire, yo no voy a recibir a nadie, no voy a oír a nadie”, y eso, sabemos que en la vida real no es efectivo. Porque una persona puede que no reciba a nadie de un punto hacia abajo, ¿pero acaso no va a oír lo que dice su señora, su marido? Sabemos que es imposible que una persona viva alejada del mundo, en una caverna.
“Entonces, me parece muy bien que haya transparencia, yo no creo que sea malo que una autoridad pueda recibir antecedentes de una persona. Lo importante es que eso no signifique una influencia, que la autoridad no se deje influenciar”.
Me temo que no todos, pero no se olvide que adentro de la “caja de Pandora” también está la esperanza. Y esto significa que, no obstante que estas cosas ocurren y siempre van a ocurrir, y que pueda haber otras cosas ahí, las vamos a poder corregir, en primer lugar.
“Y, en segundo, que es algo que el Colegio ha estado promoviendo hace mucho rato, desde que partió esto: tengamos cuidado con quién accede a ese teléfono, porque igualmente ahí hay secreto profesional”.
“Lo que pasa es que nunca el secreto profesional puede ser constitutivo de un delito, pero lo que a un abogado le cuentan en privado, tiene que permanecer así. Entonces, yo creo que en ese teléfono puede que todavía queden unas pocas cosas más. Pero ya se liberaron muchos males y tenemos que tener cuidado de que no vaya a ser cosa que violemos un bien que es muy importante, que es el del secreto profesional. Si usted no puede revelarle a su abogado todo lo que pasó para que lo defienda correctamente (…), si eso queda herido, todavía queda un mal peor”.
Fuente: Emol