El profesor Amunátegui se refirió la figura de Andrés Bello, enfatizando que «nuestra propia codificación no se puede analizar sin conocer la historia de Andrés Bello», razón por la cual expuso su vida, para demostrar cómo nuestro codificador fue tomando conocimiento de las distintas fuentes que luego servirían para inspirar nuestro código civil. Tras esto, habló a los alumnos sobre las principales fuentes romanas, hispánicas, francesas e inglesas, así como los restantes códigos decimonónicos que inspiraron al legislador en su proceso codificador. Sostuvo el profesor Amunátegui que «Un buen código es hijo de la tradición; y no sólo de una, sino de múltiples tradiciones, cuya labor requiere de años, porque un código bien hecho es una recepción de un montón de cosas que han ocurrido en el pasado, parado en el presente, mirando hacia el futuro», destacando que la importancia de nuestro Código se encuentra, sin dudas, en la calidad del texto, haciendo de éste el tercero más antiguo del mundo, aún en vigencia. Tras su charla el profesor Amunátegui escuchó los temas de investigación de los alumnos, orientándolos en buena medida.
Por su parte, el profesor Musso señaló que “entender que las legislaciones son fruto de una tradición histórica enriquece de sobremanera la forma de interpretar y aplicar un precepto legal, de forma tal que conocer las raíces profundas de nuestro derecho es una herramienta útil para tal cometido, bien sea en función académica, como para el ejercicio de la profesión, permitiendo al abogado fundar mejor sus acciones, defensas y recursos y al sentenciador motivar de mejor forma sus decisiones”.
El profesor Amunátegui es abogado por la Pontificia Universidad Católica de Chile y Doctor en Derecho por la Universidad Pompeu-Fabra. Actualmente es profesor titular de Derecho Romano de la Pontificia Universidad Católica de Chile.