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Recomendación Literaria: “La Fiesta del Chivo” de Mario Vargas Llosa

Trinidad Siles del Valle

Por Trinidad Siles del Valle

Mario Vargas Llosa es una de las figuras más importantes de la narrativa hispanoamericana contemporánea.  Su interés siempre se ha centrado en la relación entre el individuo y la sociedad y por consiguiente en las consecuencias políticas que tal relación va generando.  “La Fiesta del Chivo” es precisamente un reflejo, muy bien logrado, de su permanente preocupación por el tema del abuso de poder, el dogmatismo, la desolación, la fatalidad y la frustración.

descargaLa Fiesta del Chivo, además de ser una gran novela, es una contribución notable al análisis de la dictadura como fenómeno político y social en América Latina.  Desde esta perspectiva es mucho más que otro relato acerca de dictadores sanguíneos. Es una metáfora de nuestra idiosincrasia latinoamericana que el autor ya ha recreado en otros contextos: La Guerra del Fin del Mundo, Lituma en Los Andes y La Historia de Mayta, por nombrar algunas de sus novelas más emblemáticas en el ámbito político-social.

Con un uso claro y preciso del lenguaje, un estilo perfecto y siempre dinámico y una psicología certera, Mario Vargas Llosa permite que los personajes se abran al lector en forma sencilla, pero profunda, y desplieguen sus historias personales.  Esas historias son las vividas durante el régimen de Trujillo en República Dominicana, régimen que no solo marcó la conciencia y el alma de esa nación, sino la vida de cada uno de sus habitantes.

Esta es la historia de los 32 años de gobierno de Rafael Leónidas Trujillo, el dictador dominicano que centralizó el aparato estatal de su país e instrumentalizó su administración para el enriquecimiento propio y de su familia, a través de la formación de monopolios y otras artimañas económicamente presentables, encubriendo, de esta manera, operaciones criminales del régimen, secuestros, chantajes, torturas y asesinatos.  La dictadura del generalísimo Trujillo impuso un terror policíaco.  El país entero estuvo sometido bajo una ideología falsa e instrumental, creada a medida del dictador, cuyas soluciones arbitrarias no respondían a ninguna ley ni juicio y mucho menos a algún tipo de principio o ideal político, sino simplemente, al antojadizo temperamento de un tirano.

El título de la novela “La Fiesta del Chivo” es muy significativo.  Trujillo vive los 32 años de gobierno entronizado en el poder, festejando un falso carnaval, jactándose de su supremacía y vileza.  Él es el Chivo, conocido así popularmente y como el macho cabrío de la mitología, deshonra y violenta sexualmente a niñas y mujeres, quienes sin escapatoria tienen que entregarse por miedo al escarmiento y la venganza.  Es la forzosa fiesta en la que todos deben rendir pleitesía y adularlo con hipocresía.

Es una excelente novela en cuanto a su estructura narrativa.  El protagonista, finalmente, es la voz colectiva de todas las víctimas de Rafael Leónidas Trujillo, el antagonista.  Todo se va configurando con un ritmo y una fuerza en la medida en que son los personajes principales los que se van haciendo cargo de reconstituir el orden y la libertad en República Dominicana.

De especial interés resulta la conversión psicológica de los colaboradores, más tarde conspiradores clandestinos.  Hombres que creyeron en Trujillo como el salvador de la historia de su país.  Uno a uno y por experiencias personales van abriendo los ojos, comprobando la inhumanidad e insensibilidad de este “Benefactor” que se ufana afirmando, con gravedad, que “gobernar exige, a veces, mancharse de sangre”.

Vargas Llosa descubre la patología del dictador, un hombre con serios desequilibrios emocionales, trastornado por la ambición de poder, sádico y paranoico que ha perdido el sentido del “otro” como ser humano.  Pretende ser protector, beneficiando a sus colaboradores más cercanos, siempre que estos actúen con obediencia militar, y al mismo tiempo justiciero, castigando en nombre del anticomunismo a cualquiera que quiera sostener alguna crítica o cuestionamiento a su mandato.

El “Benefactor” de República Dominicana cae finalmente acribillado por los balazos descargados por sus detractores y este episodio da pie a una búsqueda frenética de los involucrados.  La maestría narrativa con que el novelista relata la persecución y las torturas es siniestra y desgarradora.  El lector no descansa y se asombra aún más con el relato final de Urania, una mujer que perdió la esencia, pero que al menos ha reconquistado el consuelo.

“La Fiesta del Chivo” involucra al lector hasta la médula y lo arranca del cómodo papel del observador imparcial, haciéndolo parte de los acontecimientos, obligándole a cuestionarse y a repudiar los infinitos excesos de una historia conmovedora.

Recomiendo su lectura.