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TERMOMETRO LABORAL, Dignidad en el trabajo y empleo formal

Por Héctor Humeres, profesor Seguridad Social

Facultad de Derecho UDD

 

Foto del Colegio de Abogados de Chile
Foto del Colegio de Abogados de Chile

Durante el pasado mes de junio de este año tuvo lugar en Ginebra, Suiza, la 103°  Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo, con la asistencia de más de 4.700 personas, entre Delegados de Gobiernos, empleadores  y trabajadores.

Como sabemos, la OIT es una organización tripartita, que en el ámbito de las Naciones Unidas (tiene el mérito de haberse convertido en su primera Agencia, el año 1946), que se caracteriza porque en ella los representantes de trabajadores y empleadores tienen los mismos derechos que los Gobiernos, tanto en las deliberaciones  como en las decisiones de los principales órganos de la entidad, lo cual garantiza que las opiniones de los interlocutores sociales queden debidamente reflejadas en las normas, políticas y programas de la OIT.

Hasta la fecha se han aprobado 189 Convenios, de los cuales Chile ha ratificado 61, encontrándose en vigor 51 de ellos.

La OIT fue creada el año 1919, en el Tratado de Versalles, con el que formalmente se puso fin a la Segunda Guerra Mundial, fundado en la idea de  que una paz duradera y universal,  solo podría lograrse con un trato justo y equitativo de las materias laborales; Chile pertenece a ella desde su origen.

Hoy, la principal preocupación de la OIT es el empleo  y la dignidad en el trabajo.  A ello se debe que en la Agenda de la Conferencia de este año se haya destacado especialmente la adopción, por una mayoría abrumadora, de un Protocolo complementario  al Convenio N° 29  de la OIT, sobre trabajo forzoso.   Dicho instrumento obedece, según palabras del Director General de la OIT, al resultado de “nuestra determinación  colectiva para poner fin a un hecho abominable que sigue afectando a nuestro mundo del trabajo, y para liberar a sus 21 millones de víctimas”; no deja de llamar la atención la cantidad de personas que en un mundo que se dice civilizado, aún se encuentran sometidas a un régimen similar al de la esclavitud.

Los Delegados también discutieron sobre los desafíos de la transición de la economía informal hacia la formal, acordando una segunda discusión en la Conferencia del año próximo con el objetivo de lograr un Acuerdo sobre esta materia; este es un problema que aqueja fuertemente a los habitantes de las naciones en vías de desarrollo, que se traduce en  precariedad del empleo, lo que genera profundos problemas en el ámbito de la Seguridad Social.

De igual manera, se acordó  establecer un marco político exhaustivo para el empleo  y la creación de estrategias de crecimiento activas e inclusivas, centradas en el desempleo, tanto a nivel local como mundial, lo que sin duda constituye un flagelo de extraordinaria importancia y que atenta contra la ansiada paz social.

Existen otros temas, que si bien no fueron tratados formalmente en la Conferencia de este año, estuvieron presentes; quizá el más relevante de ellos es la huelga, fenómeno que carece de una regulación en los Convenios.  Esta materia está siendo motivo de fuertes discusiones en nuestro país, sobre lo cual se prevé una modificación legislativa próxima; ello motiva a estar atento al debate internacional sobre este punto.