José Manuel Díaz de Valdés, investigador de nuestro Centro de Justicia Constitucional, publicó este domingo 4 de julio una Carta al Director en El Mercurio relacionada a la Convención Constitucional que dio inicio ayer y el concepto de soberanía.
El pueblo es el soberano
Señor Director:
En democracia, el único soberano es el pueblo. Si el pueblo es despojado o delega esa soberanía, ya no es una democracia. Es por ello que el soberano —el pueblo— era el único realmente legitimado para tomar la decisión de darse una nueva Constitución (primer plebiscito). Ese mismo pueblo que eligió representantes para que le preparen una propuesta (Convención), y el mismo que decidirá si adopta o no una nueva Constitución (segundo plebiscito). En consecuencia, la Convención no puede declararse soberana —como tampoco lo podrían hacer el Presidente o el Congreso—, ya que estaría usurpando el poder que solo pertenece al pueblo y destruyendo la democracia.
¿Quién es ese pueblo? Todos, incluso quienes no votan porque no quieren o no pueden. Nuevamente, existe una grave usurpación cuando grupos de presión se atribuyen la calidad de “pueblo”. No solo es ilegítimo, sino que profundiza la exclusión de quienes, siendo parte del pueblo, no pertenecen a ninguno de esos grupos y no participan en el poder que ejercen.
¿Y la soberanía es absoluta? Por supuesto que no, a menos que aceptáramos retroceder a la barbarie de dejar nuestros derechos más fundamentales a la buena voluntad de otros.
Solo el pueblo (todos) es soberano. La Convención no es más que una servidora encargada de presentarle una propuesta. Ninguno de ellos puede vulnerar los derechos fundamentales.
José Manuel Díaz de Valdés
Centro de Justicia Constitucional-UDD