¿Cómo afecta la regulación y la defensa de la competencia en la democracia, en los poderes del estado y en la economía? Esta fue la pregunta con que este lunes, el subdirector de Faro UDD, John Henríquez; el investigador asociado de la misma institución, Lucas Miranda y el Investigador del Centro de Justicia Constitucional, Nicolás Enteiche, abordaron en el seminario “Libertad y regulación”.
El primero en exponer fue Enteiche quien habló sobre “La regulación anómala de derechos y libertades”. En esta, el abogado sostuvo que, «a la luz de normas constitucionales, que solo el legislador puede determinar el modo en que se ejercen los derechos y libertades, evidencié cómo este principio se rompe -por ejemplo- con las agencias administrativas y sus facultades interpretativas».
Por su parte, el profesor John Henríquez expuso sobre las tensiones recientes en el derecho de la libre competencia. En particular, afirmó que «existe una disputa, principalmente en Estados Unidos y Europa, sobre el bien jurídico protegido de esta rama del derecho. El consenso existente, era que el bien jurídico protegido era el bienestar de los consumidores, sin embargo, este postulado ha sido cuestionado por diversos autores, quienes afirman que el derecho de la competencia también debería tener como bien jurídico protegido el combate a la desigualdad y otras consideraciones».
Asimismo, y tras destacar la influencia de la Escuela de Chicago en el desarrollo del derecho de la competencia, el profesor Henríquez se refirió a la discusión sobre la regulación de los conglomerados económicos que se está desarrollando en el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia luego de que la Conadecus presentara una solicitud. Al respecto, Henríquez señaló que «la concentración no es un problema per se. De hecho, un mercado concentrado puede ser muy competitivo si las barreras de entrada son bajas. La propuesta de Conadecus, de hecho, puede tener efectos indeseados porque los conglomerados tienen la aptitud de desafiar a competidores incumbentes». Henríquez finalmente concluyó que «en principio, no existen razones suficientes para regular de forma especial a los conglomerados económicos».
Por último, el investigador de Faro UDD, Lucas Miranda, expuso cómo la economía y la regulación han co-evolucionado. “En la primera mitad del siglo XX una teoría económica primitiva inspiró regulaciones que terminaron empeorando lo que pretendían solucionar; en la segunda mitad del siglo XX los economistas sofisticaron sus análisis, bajaron sus expectativas y hallaron mejores alternativas regulatorias. En nuestro siglo la regulación mantiene desafíos que requieren profundizar está relación virtuosa”, concluye Miranda.