La abogada de la Universidad del Desarrollo, llamó a todas las personas a cambiar el paradigma. Además, invitó a académicos y autoridades a apoyar a quienes deben registrarse de acuerdo con lo establecido en el Código de Aguas.
Hoy, Chile cuenta con un nuevo marco legal que no sólo consagra el agua como un derecho humano sino que busca mejorar gestión del recurso para que el país pueda enfrentar adecuadamente los desafíos que impone el cambio climático. En este contexto, la abogada Camila Boettiger, profesora de Derecho Ambiental y Recursos Naturales de la Universidad del Desarrollo (UDD), hizo hincapié en un concepto clave: adaptación.
“Lo que nos está pasando es que llevábamos mucho tiempo funcionando de cierta forma, desarrollando muchas actividades al amparo de una regulación. Pero, ahora estamos en un escenario distinto, no solo en cuanto a ciclos hidrológicos, porque esto ya no es sequía cuando hablamos de más de 12 años y la proyección no indica que esto mejorará”, afirmó la especialista en derecho de aguas a Simfruit.
Actualmente, según la investigadora, Chile requiere una mayor seguridad en el abastecimiento de agua, tanto para las personas como para la agricultura y otras actividades. “Estamos todos sufriendo. El código de aguas nuevo va a implicar dolores, porque todos los cambios que, además, tienen sanciones que son sumamente fuertes van a dolerle a las personas que no han cambiado, a quienes van a tener que hacer inversiones y trámites e, incluso, cambiar formas de pensar, cambiar paradigmas”, dijo.
En términos, la profesional indicó que hablar de “dolores” refiere al cambio o adaptación que deben hacer todas las entidades y las personas para responder como corresponde a la normativa, principalmente. Por ejemplo, adaptarse a las nuevas tecnologías que le permitirán hacer una medición sobre el caudal de agua con el que se cuenta; inscribir los derechos de agua en el tiempo estipulado o arriesgarse a quedar fuera, entre otros.
Entonces, frente a la falta de seguridad hídrica, el cambio de enfoque es clave. “Tiene que ver con preguntarse cómo podemos usar mejor el agua y eso duele, porque no es a lo que estamos acostumbrados. Vamos a tener que hacer cambios estructurales. Ya no es riego tecnificado solamente. Ahora es cómo nos enfrentamos al problema y cómo colaboramos para solucionarlo”, señaló Camila Boetigger.
En este sentido, el consumo domiciliario también deberá dar un giro importante. “Regar con agua potable no tiene sentido, más cuando mucha de esa agua viene del río Maipo, entregada por asociaciones de canalistas o agricultores. Todos tenemos que colaborar. En general, los chilenos no cambiamos a menos que nos obliguen. Además, nuestra extensión territorial y la diversidad geográfica influyen. Es súper distinto hablarle a gremios específicos como los mineros que son mucho más concentrados”, indicó la académica de la UDD.
Y es que el agua es un recurso multisectorial, pues, se utiliza en la agricultura y otras industrias y es también parte del mundo sanitario. Sin embargo, la abogada comentó que existe una brecha importante en el ámbito de la información. “Hay que comunicar con palabras simples lo que la regulación quiere, que es que todos los derechos se incorporen en un registro, de una determinada forma para poder gestionar bien. Académicos, usuarios y autoridades tenemos que hacer campañas de difusión y capacitación”, sostuvo.
En este escenario, la investigadora cree que las municipalidades jugarán un rol clave en la identificación de quienes necesitan iniciar un procedimiento, para apoyarlos en los trámites de inscripción de derechos y generar planes de incorporación de los usuarios que no han hecho el trámite. “Hay que ayudar, a lo mejor con ayuda de la Dirección General de Aguas, porque la regulación no quiere que caduquen derechos sino incorporarlos al sistema registral. Esto va a ser beneficioso también para los usuarios. Esto es bueno. Si usted no se inscribe queda fuera, pero, para eso tenemos hasta 2025”, recordó Camila Boettiger.
Fuente: Simfruit
