Columna de Opinión publicada el jueves 20 de enero en Estado Diario por Matías Pascuali, Profesor Investigador del Centro de Derecho Regulatorio y Empresa de la Facultad de Derecho de la Universidad del Desarrollo.
Por Matías Pascuali Tello *
Revisando las ideas que han mencionado algunos economistas respecto de la regulación del Banco Central en la nueva Constitución, la gran mayoría está de acuerdo en que la autonomía es vital para la futura regulación, lo que nos tranquiliza en cierto sentido.
Sin embargo, se ha empezado a escuchar en el ambiente la idea de agregar dentro de las metas del Banco Central elementos distintos a los actuales, de control de la inflación y estabilidad de la moneda. En concreto, no son pocos quienes han señalado que el Banco Central debiera tener multiplicidad de metas, tales como el pleno empleo.
Así por ejemplo, el programa del ex candidato a la Presidencia, Daniel Jadue, señalaba que debían ampliarse las funciones del Banco Central, y en distintas entrevistas propuso la transformación del Instituto Emisor en un Banco del Desarrollo, o la incorporación de metas de pleno empleo para el BC.
Por otro lado, Javiera Petersen y Nicolás Bohme, ambos del Observatorio de Políticas Económicas e integrantes del equipo económico del Presidente electo Gabriel Boric, señalaron en un documento denominado “El Banco Central y la nueva Constitución 1: Hacia una nueva institucionalidad para el instituto emisor”, lo siguiente: “tenemos que pensar cómo construir un Banco Central a tono con los retos de la economía. En primer lugar, se hace necesario ampliar sus objetivos” (…) “el Banco Central podría ser mandatado a velar por la estabilidad de la moneda, el normal funcionamiento de los pagos internos y externos, el pleno empleo, y el bienestar económico de la nación a través de la promoción de un sector productivo y externo competitivo y diverso”.
Otro ejemplo es el documento recién presentado por parte del Instituto Igualdad, ligado al Partido Socialista, denominado “Propuestas Constitucionales en Materia Económica”, que señala: “El Banco Central tendrá dentro de sus objetivos centrales la búsqueda del pleno empleo…”.
Estas propuestas parecen razonables a primera vista, en el sentido de pensar que quién no está de acuerdo en buscar el pleno empleo; sin embargo, creo que es necesario darle una vuelta, tomando en cuenta presupuestos económicos básicos.
Económicamente, existe una tensión entre inflación y empleo, cualquier estudiante de economía de primer año ha estudiado este principio (es uno de los 10 principios de la economía según Mankiw), que dice básicamente que en el corto plazo, el pleno empleo y la inflación moderada son decisiones opuestas, esto se refleja además en la denominada curva de Phillips, la cual señala que en el corto plazo existe un vínculo entre la inflación y el desempleo, de manera que cuando el desempleo es bajo, la inflación tiende a ser más alta y al contrario, en los periodos en que el desempleo es alto, la inflación tiende a ser baja, esto se corrige en el largo plazo.
Esto puede significar una contradicción de las funciones o metas del Banco Central en el corto plazo, aunque esto por sí sólo es salvable -de hecho existen bancos centrales que tienen ambas metas-, sin embargo estos mismos autores están proponiendo la responsabilidad política de los consejeros del Banco Central, incluso con la posibilidad de acusarlos constitucionalmente. Aquí puede haber un problema, ya que al existir esta tensión puede pasar que el Banco Central deba elegir en el corto plazo entre promover el control de la inflación o el pleno empleo y como consecuencia de esto fallar en sus obligaciones, generando la posibilidad de ser acusados constitucionalmente. Es decir, estaríamos generando un problema bizantino para los Consejeros del Banco Central, lo que creo podría tender a inmovilizarlos en su actuar.
Otro de los elementos que complica la independencia del instituto emisor es la idea de coordinación con el gobierno o la administración, lo que significa incorporar un elemento de decisión política en una que debe ser absolutamente técnica, además de eliminar uno de los contrapesos más fuertes que existen en nuestro sistema al poder político o al gobierno en materias económicas.
Las experiencias comparadas en estos sentidos no son buenas, basta sólo mirar al otro lado de la Cordillera, en Argentina, para ver los efectos que tiene un Banco Central “independiente”, que se “coordina” con el gobierno, donde existe un desempleo en torno al 10% y una inflación anual cercana al 50%.