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Libertad, igualdad y dignidad, por Francisca Labbé

La investigadora Francisca Labbé publicó este viernes 25 de junio una Columna de Opinión en El Líbero, sobre Constitución y sistemas económicos.

Libertad, igualdad y dignidad

Si la Constitución opta por un sistema económico específico, deja la puerta abierta para que la autoridad pase a llevar la libertad de las personas en democracia.

Constitución y economía son dos palabras que escuchamos todos los días, aunque no estén de moda. En relación a ellas, hay quienes sostienen que en la Constitución de 1980 se consagra un sistema económico particular (el neoliberal), otros piensan que eso no es así, y que solo encontramos en sus normas las bases y/o límites a los cuales la autoridad debe atenerse al momento de participar en la economía. 

La nueva Constitución debe tomar una posición en este tema. ¿Consagrará un sistema económico en específico o establecerá un marco que regule el aspecto económico de la vida en comunidad?

Antes de que los constituyentes tomen una decisión, es importante tener presente algunos puntos. En primer lugar, no es indiferente para los ciudadanos contar con un sistema económico definido por la Constitución, independientemente de cual éste sea, o solo disponer de un marco constitucional regulatorio. No es trivial, porque si la Constitución opta por un sistema económico específico, deja la puerta abierta para que la autoridad pase a llevar la libertad de las personas en democracia. 

Aunque parezca un argumento simple, solo podemos ejercer realmente nuestra libertad cuando el Estado se encuentra limitado. En consecuencia, no es lo mismo pasar de un Estado subsidiario a un Estado social de mercado, o a un Estado social y demócrata de derecho, o a un Estado solidario, o a un Estado comunista. 

Intentando entregar conceptos unívocos a términos que no lo son (estamos hablando de temas complejos, que admiten matices, opiniones, etc), diremos que Estado subsidiario es a economía neoliberal, como Estado social de mercado es a economía de mercado, en la cual el mercado se limita, regula, controla y fiscaliza. Por su parte, Estado social y demócrata de derecho, guarda relación con una economía sin lucro en el ámbito de los derechos sociales; y Estado solidario representaría la desaparición del mercado en el ámbito de los derechos sociales. Finalmente, un Estado comunista nos refiere a una economía marxista.  

Dada la enorme cantidad de conceptos que rondan el ambiente, es muy importante hacer la diferencia entre mercado y lucro, para no entregar nuestra libertad sin habernos dado cuenta de que lo estábamos haciendo. 

Mercado es el punto de encuentro entre oferentes y demandantes. Los oferentes pueden ser públicos o privados, pero siempre se permite que los demandantes decidan entre un oferente u otro. El lucro es la utilidad que se reparte a los dueños de un negocio determinado, una vez descontados, de los ingresos, costos y gastos. En consecuencia, eliminar el lucro en una actividad económica significa eliminar la posibilidad de que los dueños obtengan beneficios económicos de dicha actividad, más allá de una remuneración por su eventual trabajo en el negocio. En otras palabras, eliminar el lucro, es no reconocer el rol del capital en una empresa, sino que pensar que solo el trabajo realiza aportes (entrega valor) en ella. 

Como se puede apreciar, entre neoliberalismo y comunismo hay múltiples paradas. Sabemos que es ilusorio pensar que tanto un extremo como el otro pueden asegurar igualdad y dignidad. Por eso, ambas posturas deben tender a un acercamiento. No obstante, si queremos libertad, igualdad y fraternidad (o dignidad), no olvidemos que mientras más cerca del comunismo nos encontremos, menos libertad tendremos.