Diario Concepción, 10 de junio 2017
Señor Director:
La reciente celebración del día de la tierra, hace que volvamos a poner los ojos sobre nuestra casa común, tal como la llama el papa Francisco y ello no nos hace sino concordar en el lamentable estado de nuestro ambiente.
En Chile, hace un tiempo la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, OCDE, entregó el documento denominado «Evaluaciones del Desempeño Ambiental Chile 2016», que constituye la segunda evaluación hecha por la Ocde; la anterior evaluación, data del año 2005 y permitió el ingreso de Chile a este selecto club mundial. El informe del 240 páginas hace un sombrío análisis de las acciones y medidas adoptadas por nuestro país para la protección del medio ambiente.
Esta evaluación, luego de reconocer, en forma cortes y comedida algunos avances en el fortalecimiento de la política y de las instituciones ambientales, como la nueva institucionalidad ambiental, la que es fruto de una recomendación anterior de la misma Ocde; hace un descarnado análisis de nuestra realidad ambiental.
Para el informe, el crecimiento económico de Chile se ha sustentado exclusivamente en el uso intensivo de los recursos naturales, dependiendo excesivamente de ellos para sostener tal crecimiento, el que ha redituado solo para quienes explotan estos recursos naturales tales como el cobre, la agricultura o la pesca, dejando tras ello un preocupante detrimento ambiental.
La evaluación Ocde, luego de revisar aspectos tales como el cambio climático, uso sostenible de la biodiversidad, gobernanza ambiental, régimen de las aguas, contaminación, residuos, etc, emite 52 recomendaciones para mejorar nuestro desempeño ambiental, las que permitirían que Chile pueda conciliar el crecimiento económico con la protección del ambiente, practicando una cultura de la sustentabilidad.
Los recientes desastres que ha soportado el país tales como sequía, incendios forestales, aluviones, etc hacen que el cumplimiento de estas 52 propuestas sean un imperativo material, moral e incluso de subsistencia. Es urgente implementarlas y cumplirlas, tanto por el Estado como los particulares en un máximo de 10 años, lo que permitirá enfrentar con relativo éxito futuras contingencias ambientales, posibilitará que las próxima evaluación Ocde nos encuentre en un mejor pie y a la vez podremos contribuir a no profundizar el deterioro de nuestra casa común.
Marcelo Sandoval Zambrano
Director Clínica Jurídica UDD