Los problemas que surgen a propósito del desarrollo socio-cultural de la humanidad, y, que afectan las distintas sociedades a través del daño medio ambiental, hace necesario que la solución se aborde de manera colectiva por todas las personas, sin embargo, hay ciertos grupos encargados de representar los intereses globales, que, a través de su responsabilidad, deben vaticinar y decidir de qué manera serán enfrentados y superados los futuros obstáculos ambientales, estos grupos son, los gobiernos desarrollados.
En este sentido, una serie de conferencias entre la década del 90 y el siglo XXI, dieron nacimiento a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que fue la manera en que los líderes políticos de la Cumbre del Milenio, buscaron hacerse cargo de grandes problemas que dejaban en evidencia los tropiezos sociales que no se habían podido afrontar por la humanidad hasta ese momento, que buscaban en términos generales, acortar la brecha de la desigualdad.
Así, el objetivo N°7, buscaba hacerse cargo de la afectación que pueda tener el uso desenfrenado o desmedido de los recursos naturales disponibles, teniendo como concepto guía el Desarrollo Sostenible del famoso Informe Bruntland.
Durante el transcurso de los años, las distintas realidades sociales a nivel global, dejó en evidencia la necesidad de actualizar aquellos objetivos, dando nacimiento a lo que son los denominados “Objetivos de Desarrollo Sostenible”, que conforman en su conjunto la Agenda 2030.
Para hacer frente al cambio climático, se designó que el objetivo N°13 de los ODS, de Acción por el Clima, adoptara aquellas medidas urgentes encargadas de combatir la crisis ambiental que afrontamos y los efectos que esta conlleva.
De este modo, respecto nuestra situación nacional, esto siempre, considerando los fracasos de las metas del Acuerdo de París, además, que la Organización de Naciones Unidas en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático ha señalado que Chile cumple con 7 de 9 criterios de vulnerabilidad frente al cambio climático señalado, es importante preguntarse lo siguiente.
¿Chile hace el esfuerzo que se necesita para hacer frente al cambio climático? ¿el trabajo que se lleva a cabo en nuestro territorio, impide o merma el desarrollo de futuras catástrofes? ¿qué futuro podemos vaticinar para nuestra sociedad considerando los próximos impactos socio-ambientales?
Nuestro país adoptó en el año 2015 la Agenda 2030, y en ese contexto, crea el Consejo Nacional para la Implementación de la Agenda 2023, dejando en evidencia que manifiesta un esfuerzo y compromiso por afrontar cada uno de los sub-desafíos que conforman en su totalidad el ODS 13.
En este sentido, en materia ambiental del ODS 13, los principales avances que ha llevado a cabo Chile, dice relación con la implementación de la Ley Marco de Cambio Climático, la presentación de su Contribución Nacional Determinada (NDS), su Estratégica Climática a Largo Plazo, y la Primera Comunicación de Adaptación, así, se compromete al desarrollo de políticas públicas que permitan cumplir con los parámetros establecidos en instrumentos jurídicos internacionales.
Así, se aprecia que el escenario de Chile en materia regulatoria es bastante favorable, considerando los datos estadísticos informes realizados a la ONU (2017, 2019, 2022 y 2023).
Sin perjuicio de lo anterior, no podemos desconocer que el principio ambiental de Responsabilidad común pero diferenciada, nos obliga a todos a aterrizar, concientizar, y sobre todo, analizar el trabajo que pueda hacer nuestro país, respecto del efecto que pueda tener a nivel mundial.
De este modo, reforzando lo anterior, claramente no es suficiente lo que podamos aportar en inmenso problema denominado cambio climático, considerando entre algunos factores, las dimensiones de nuestro país, el tamaño de nuestro mercado, la cantidad de emisiones que genera, entre otros.
Por lo anteriormente señalado, sin perjuicio de las políticas públicas y la vigorosa institucionalidad ambiental que podamos tener, el impacto ambiental y los efectos que provocan las políticas públicas de los demás gobiernos a nivel global (China, India, Estados Unidos, Rusia, entre otros), caracterizados por enormes mercados, altísimas tazas de contaminación, y negacionismo, no podrá verse mermado el cambio climático por la acción individual de pequeños grupos humanos.
Finalmente, pese a que podamos apreciar por parte de Chile el compromiso de buscar un futuro más sostenible, todo esfuerzo será insuficiente si los intereses económicos y políticos de las grandes potencias contaminantes son antepuestos a los objetivos ambientales, lo que puede producir que la brecha de la desigualdad se mantenga o se agrande.
Nicolás Astorga Del Canto, ALUMNI MDA 2021