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Participación tripartita en medio ambiente; estado, privado y sociedad civil intermedia organizada | Andrea Santibáñez Barría

Participación tripartita en medio ambiente; estado, privado y sociedad civil intermedia organizada

En los tiempos que corren y lo que nos tocó vivir como habitante de este planeta en una República llamada “Chile”, donde estamos a espera de una nueva constitución, la cual abre un sin número de esperanzas para unos, como para otros, un quiebre en la capacidad de crear para la diversidad de personas que al día de hoy habitan nuestro país; se destaca la gran deuda hacia el cuidado de la privilegiada naturaleza con que convivimos y más aun con un complejo escenario de guerra donde potencias bélicas toman el protagonismo sin medir el impacto ambiental que sus emanaciones implican al planeta Tierra, es aquí donde me surge la siguiente interrogante….¿el sistema administrativo en su conjunto con que cuenta el estado Chileno , tiene la suficiencia para sobrellevar la decisión en la instalación de proyectos ambientales?, principalmente en zonas rurales y/o alejadas de las urbes, cuando la Ley 20500 sobre asociaciones y participación ciudadana en la gestión pública y su Art 1° nos indica “ todas las personas tienen derecho a asociarse libremente para la consecución de fines lícitos” y en su Art 2° “es deber del estado promover y apoyar las iniciativas asociativas de la sociedad civil”. Es en este marco donde nuevamente cuestiono si la administración pública está capacitada para responder a las necesidades como un todo, de los habitantes que se encuentran insertos en medio de grandes proyectos ambientales.

Cuando la ley 19300 invita a la participación de la comunidad o participación ciudadana en la evaluación ambiental, porque permite que las personas se informen y opinen referente a determinado proyecto o actividad, como también, que obtengan respuesta fundada a sus observaciones, es aquí cuando el sistema administrativo responsabiliza a la ciudadanía en aportar información relevante y así “dar transparencia” a la revisión de los estudios de impacto ambiental (EIA) y declaraciones de impacto ambiental (DIA), otorgando seguridad a la decisión de las autoridades. Es aquí donde creo que el sistema administrativo no está preparado para esto, dejando una responsabilidad a sus habitantes y más si son personas humildes, carentes de poder entender la información que el estado le está entregando como una responsabilidad.

Desde mi punto de vista, es, que el personal con que cuentan cada uno de los estamentos públicos que se involucran en estos proyectos, no tienen la capacidad de poder llegar a ese nicho de comunidades alejadas de los avances tecnológicos, carentes de formación educacional y más aún en lo ambiental, que se ven enfrentadas a la poca preocupación del estado en poder ayudarlos a avanzar en temas tan básicos como conectividad en cuanto a caminos rurales o alejados de las urbes, que son parte de las condiciones necesarias para un acceso igualitario a los servicios de salud, educación y justicia, así como a otros servicios sociales y administrativos necesarios para un desarrollo con igualdad que les permitan desarrollar sus sistemas productivos del área que sea (agrícola, forestal, pesca, turismo etc) esta falta de conectividad contribuye además a la sensación general de abandono que expresan usualmente los habitantes de territorios alejados rurales o indígenas respecto del estado, lo anterior se ve exacerbado en temporadas de lluvias, donde las vías se vuelven intransitables por semanas y meses, aumentando la sensación de aislamiento de la población local.

Desde otro punto de vista, nuevamente la conectividad en cuanto a telefonía e internet, no es algo que en esas zonas se pueda tener con la cobertura y el manejo que ambas requieren por parte del usuario, el esperar años en que algún día logren recursos para un APR y poder contar con el elemento básico de agua potable, ya que el cambio climático los a afectado considerablemente en la desaparición de napas subterráneas que durante siglos los abastecían a ellos y sus sistemas productivos.

Es aquí donde la sabiduría ancestral de estas zonas aisladas levantan su voz siendo categóricos en el cuidado y preservación de su entorno, el cual lo protegen como un tesoro aunque los terrenos en sí no sean de su propiedad, es ese conocimiento de generación en generación que sus ancestros les inculcaron y que gracias a ellos han podido preservarlos con una altura de miras mucho más honesta que el mismo estado, es aquí donde convergen las palabras responsabilidad ambiental v/s avances , donde nadie se sienta a la mesa con los involucrados directos para realizar procesos de aprendizajes, estrategias de protección y usos sustentables de los recursos naturales y su biodiversidad involucrados en cada proyecto, es aquí donde veo que el empleado público no tienen la vocación de servicio para enseñar, aprender y participar en este proceso, se ve una altanería y superioridad, que evidencian su falta de capacitación en  estos temas, lo que sí, son muy claros en resguardar su integridad como empleado público, amparándose en lo que la legislación administrativa los protege.

En esta nebulosa entran a jugar e intervenir con opiniones gentes, personas que no viven en las zonas, no viven la crudeza del sector involucrado, que invocan con un No con un egoísmo abismante, infiltrando la ignorancia  en un llamado al amar y cuidar la naturaleza, desde sus cómodos hogares donde a pocos metros cuentan con líneas de metros para movilizarse cómodamente donde quieran y no permiten que estas evolucionen junto con los involucrados en pro de un desarrollo en común y sustentable, mejorando la calidad de vida de quienes viven en el área a intervenir.

Si miramos a nuestro interior y observamos la era en la que nos tocó vivir, no es una mala idea pensar en una simbiosis entre el mundo privado inversionista en ambiente y las comunidades (sociedad civil intermedia organizada) que sueñan con un mejor calidad de vida para desarrollar sus zonas y acceder a lo que cada habitante de este país requiere, es aquí donde esa simbiosis permitiría un desarrollo más rápido en lo social, emocional y laboral para ese nicho de comunidades; además que cada día se difunde por parte de los estamentos públicos que el estado tiene recursos y que aumentan la inversión en ellos, pero no alcanzan para todos, es aquí donde este tipo de inversiones pueden ayudar al desarrollo de las Comunidades, achicando las brechas de desigualdades en todo ámbito, donde exista un trabajo coordinado entre las personas que habitan esas zonas y que honestamente se trabaje en conjunto con todos los actores reales involucrados en estas intervenciones.

La pregunta de rigor es, ¿quién tiene que ceder aquí, las comunidades (sociedad civil intermedia organizada), el medio ambiente, las inversión o el estado?, si logramos fusionarnos como el país democrático, honesto y racional que creemos ser, no es muy ilógico apoyar la simbiosis de las Comunidades con la empresa privada, y que el estado cumpla su función como se les encomendó, sin el miedo de que las personas evolucionen y sean más exigentes con el sistema público, lo cual es bueno, así se verían obligados a  prepararse y actualizarse de mejor forma para entregar un mejor servicios al público, es responsabilidad de todos no permitir que sea el Medio Ambiente y su Biodiversidad el que ceda en forma silenciosa y negativa para el Planeta.

Andrea Santibáñez Barría
Ingeniero Agrónomo
Alumna Segundo Año MDA

* Las opiniones señaladas en este documento son de exclusiva responsabilidad del columnista y no representa la opinión de la Universidad del Desarrollo.