SEÑOR DIRECTOR:
Las numerosas y crecientes tensiones con el gobierno no democrático de Venezuela parecen haber llegado a un punto de inflexión.
El oscuro y terrible secuestro y homicidio de un exuniformado venezolano en nuestro país, el reciente crimen a un carabinero, y la posibilidad de organizaciones delictuales extranjeras operando en Chile son el contexto para entender las declaraciones de Yván Gil, canciller de Venezuela, quien ha señalado que “el Tren de Aragua es una ficción creada por la mediática internacional para tratar de crear una etiqueta inexistente”, agregando que ha observado que supuestos miembros tienen acento chileno y peruano, finalizando con la acusación de que la finalidad sería “enlodar el gentilicio venezolano y a su gobierno”.
Frente a esta provocación, el Presidente Boric ha llamado al embajador de Chile en Venezuela a consulta, indicando que “esta medida tiene como objeto poder recabar información detallada sobre la situación actual en el país y evaluar todas las medidas que sean necesarias para proteger los intereses y la seguridad de nuestros ciudadanos y de quienes habitan nuestra patria.” El Presidente ha lamentado la falta de colaboración del régimen de Maduro sobre temas de seguridad y en particular sobre información de inmigrantes con antecedentes criminales operando en Chile.
Cabe reconocer la claridad y asertividad del gobierno para abordar esta nueva crisis con el régimen de Maduro y solo cabe apoyar, sin perjuicio de que hubiera sido mejor que estas decisiones se tomaran mucho antes.
Al parecer ha llegado la hora de la unión de los países democráticos ante la agresión delictual e ideológica de aquellos que no lo son.
Raúl Campusano, profesor de Derecho Internacional Público
Fuente: La Tercera
