Por Trinidad Siles del Valle
“Los años de peregrinación del chico sin color” es la última novela del japonés, Haruki Murakami, publicada el año 2013. En ella nos encontramos con la historia de vida de Tsukuro Tazaki, un joven arquitecto japonés de 36 años, obsesionado en estaciones de trenes, un hombre reservado, taciturno y solitario que en su período de juventud merodea, la posibilidad de acabar consigo mismo. Así comienza el libro: “Desde julio de su segundo año universitario, Tsukuro Tazaki vivía pensando solo en morir”. ¿Cuáles fueron las razones de esto, qué justifica una decisión tan determinante? Y es que ni él mismo advertía la gravedad de su determinación o la verdadera razón de su tristeza, se trataba de un hecho concreto que lo sumergía en este estado depresivo. Había sido un suceso, acaecido hacía dieciséis años: El formaba parte de un grupo compacto de cinco jóvenes amigos, en la ciudad de Nagoya, en Japón, tres hombres y dos mujeres, donde existía una grata sensación de armonía y seguridad, “se asemejaba a una venturosa fusión química que se hubiera producido por pura casualidad” , una convergencia mágica en que cada uno aportaba con su diferencia y en que todos eran cabalmente aceptados, valorados y queridos. Curiosamente, como dato diferenciador, Tazaki es el único de los cinco que no posee un ideograma de color en su apellido, los demás Aka (rojo), Ao (azul), Shiro (blanco ) y Kuro (negro) cuentan con esta característica, así todo, él no le asigna mayor importancia en este momento. Lo fundamental es que cada uno de los cinco, se sentía como parte imprescindible de algo.
A los 19 años, Tsukuro decide partir a estudiar a Tokio, allí la Universidad le ofrecía mejores oportunidades para su futuro, el resto permanece en la ciudad y vez que puede, él regresa a Nagoya, a reencontrarse con sus cuatro amigos. Abruptamente, de un día para otro, se le notifica que el grupo no quiere verlo nunca más, ni hablar con él, noticia que lo sorprende enormemente y que lleva con mucho dolor y misterio. Sin darse cuenta, esta herida se le instala en la vida y le hace mucho daño, hasta el grado de afectarse su autoestima y sus relaciones humanas. Él es incapaz de asumirla y menos superarla. Años después, consigue hacer sólo un amigo con quien se siente en confianza y quien le muestra la música de Liszt; no obstante esa compañía, son esporádicas las salidas insustanciales con mujeres hasta que finalmente logra entusiasmarse con Sara, es ella quien insinúa que hay algo en su interior que aún él no ha zanjado y que le impide intimar mejor; le ofrece ayuda y conexiones con el fin de que Tsukuro se reencuentre con su pasado, con los cuatro amigos y conozca la verdad. Tsukuro inicia así un viaje introspectivo, que le permite desafiar los fantasmas del pasado.
El autor plantea, en forma magistral, en esta novela la realidad existencial de este joven que se ve excluido a una situación de vacío y soledad que lo arrastra a una depresión oscura, se trata de un relato íntimo y desgarrador que juega con las frustraciones y las esperanzas. Ahí está el gran secreto de la novela, de ofrecer también la posibilidad de reivindicarse. El lector, desde un comienzo, se identifica con el protagonista, empatiza con la impotencia de ser acusado de un delito que no supo hasta muy tarde en qué consistía, pero que le hacía sentirse injustamente castigado y rechazado. A través de flashbacks, Tsukuro logra recomponer el pasado y aceptar el destino. Hay expectación, tanto en el protagonista como también en los lectores, nadie sabe el rumbo que pueda tener el reencuentro y menos los acontecimientos posteriores.
Las piezas musicales de “Los años de peregrinación” de Franz Liszt conforman la melodía de fondo del libro, de hecho, el protagonista las escucha permanentemente y lo acompañan mientras él desentraña el misterio del silencio de los cuatro amigos. Con la cadencia de la música de Liszt, Murakami envuelve esta historia con tristeza y la narra en forma fluida en 19 capítulos, bien estructurados. Su prosa es sencilla y melancólica, algunos párrafos son intimistas y poéticos. Como es común, el autor recurre a los sueños, como recursos reveladores del inconsciente; en momentos, uno duda si se trata de ficción o realidad. “A medida que se sumía en el sueño, su lucidez daba los últimos coletazos, cada vez más fuertes, cada vez más veloces, como el último expreso del día, hasta desaparecer engullida por la noche. Solo quedó el rumor del viento entre los abedules” El final se quiebra con este sueño, pero no podremos saber el desenlace, pues Murakami lo deja abierto, más aún inconcluso.
Con “Los años de peregrinación del chico sin color”, Haruki Murakami plantea, de una manera despiadada, una gran reflexión acerca del amor y la amistad; en forma metafórica expone esta historia para recapacitar acerca del verdadero sentido y significado del compromiso en ambos temas, sobre todo en nuestra sociedad postmoderna en que prima el individualismo y el confort.
Si bien la amistad puede ser distinta según la edad en que ésta se experimente, puede jugar un papel beneficioso o perjudicial, recordemos que son los seres humanos los que pueden enredarse con celos y egoísmos, son hombres y mujeres, que llevados por sus pasiones pueden traicionar, sin desvelo a su amigo del alma. No siempre las promesas se cumplen, pues las personas no responden a una moral aprendida, sino más bien a necesidades y deseos de carácter y vida. Murakami lo refleja perfectamente en esta novela.
Recomiendo su lectura.
Datos Básicos del Autor:
Nombre completo: Haruki Murakami
Lugar y fecha de nacimiento: Kioto, Japón, 19 de enero 1949
Géneros literarios: Novelas / Ficción y Literatura
Libros más destacados:
