La ciudad de Grenoble, se encuentra en el sur-este de Francia en la región de Ródano- Alpes. Esta zona, es el paraíso de los amantes de la naturaleza y de deportistas. Con sus paisajes imponentes y variados, entre lagos alpinos, cordón montañoso y sus amplias zonas esquiables, hace que sea un destino atractivo para cualquiera.

Felipe Renconret, tiene 23 años, y eligió este destino para vivir su intercambio de seis meses. Si bien, en algún momento consideró Corea entre sus opciones, el encanto de Los Alpes franceses lo motivó e Ingresó a la Universidad de Grenoble Pierre Mendes: “quería algo más extremo”, dice.

Tomó los ramos de Derecho Contractual, Derechos Humanos e Internacional privado. Tenía clases durante las mañanas de lunes a viernes, y aunque no hablaba en idioma hoy reconoce “que al principio logré darme a entender y con el paso del tiempo aprendí algo del idioma”.

Reconoce que antes de viajar, era sedentario no practicaba ningún tipo de deporte, sin embargo el encanto de esta ciudad, sus entornos, cerros, lo llevó a hacer treccking por todos sus alrededores y perfeccionó el esquí. Las plazas de la ciudad estaban redeadas por la hostales en la que vivían los amigos que ahí mismo hizo, éste era el principal centro de reunión: para practicar algún deporte o simplemente compartir un asado.

Canadienses, australianos, eran sólo alguno de las nacionalidades de sus compañeros de intercambio. Con ellos mismos conoció prácticamente todo Francia e Italia, “arrendamos un auto, y partimos. Llegamos cada rincón de estos países”. Además, viajó a Inglaterra, Barcelona y Alemania.

No sólo hizo deportes y viajó, la necesidad lo llevó a aprender a cocinar. En los primeros meses en Grenoble bajó 6 kilos de su peso, confiesa que se “hacía tallarines una vez al día, si es que cocinaba algo”.

La independencia que se logra en un viaje de intercambio, te obliga a independizarte y a “cortar el cordón umbilical” aunque sea por este periodo. Como nunca, aprendió a mantener cierto orden y lavarse su ropa, su amiga Anna le enseñó a prepararse ensaladas y a “alimentarse”. “Me cambió mucho el intercambio, para bien. Las amistades que formamos es una de las cosas más lindas. Ahora estamos organizando para que vengan en el verano de 2016 a Chile”, cuenta Felipe.

“Estuve siempre en contacto con la Facultad, especialmente con la Trini. Me apoyaron mucho, me dieron facilidades para los ramos anuales y exámenes extraordinarios. Gracias al apoyo de la Facultad fui muy seguro”, dice Felipe. Sentencia que esta experiencia “no la cambiaría por nada” y que está dispuesto a ayudar a cualquiera que tenga la intención de viajar a su misma ciudad.