Carta al Director, publicada por Pablo Castillo Montt, Investigador del Centro de Justicia Constitucional, el pasado martes 1 de diciembre en La Tercera.
A propósito de los 20 años de la Reforma Procesal Penal, han sido varias las voces que la han calificado como un “éxito”, pero si uno se toma en serio su objetivo global plasmado en el mensaje del Código Procesal Penal, que consistía en lograr una “modernización de la justicia penal”, es forzoso concluir que no ha cumplido sus objetivos.
Lo anterior no supone desconocer que, en comparación con el sistema antiguo, la reforma seasustancialmente mejor, pero el hecho de que hayamos rectificado un proceso penal deficitario no puede calificarse automáticamente como un éxito, ya que falta un elemento central que es la modernización del pensamiento penal en Chile.
De nada sirve un texto legal moderno, inspirado en principios y criterios de imputación sofisticados, si dichos principios y razones no son comprendidos e internalizados por todo el país como imperativos de justicia, ya que ello conduce a que el sistema sea percibido como injusto, y aquelos segmentos que contradicen el sentido de justicia popular terminen por modificarse.
Si se quiere modernizar la justicia penal es indispensable desarrollar y socializar un pensamiento penal moderno. Esto presupone una dialéctica entre academia, judicatura y ciudadanía que permita construir una narrativa punitiva racional relativamente estandarizada.
Con ello se lograría un entendimiento generalizado de la considerable complejidad que presupone condenar auna persona a una pena estatal, lo que generarfa reformas correctas y evitaría los grandes malentendidos que existen hoy entre la academia y judicatura, por un lado, y entre el sistema penal y la ciudadanía, por otro.
Pablo Castillo Montt, Centro de Justicia Constitucional
Facultad de Derecho UDD
